Según informa el Ministerio Público en un escrito, el acusado, J. P. A., nacido en 1953, mantuvo una relación sentimental con una mujer, al margen de su matrimonio, durante 22 años en distintos periodos interrumpidos.
En el mes de septiembre de 2010, ella dio por finalizada su relación con el acusado, circunstancia que éste no aceptó, por lo que sobre las nueve de la mañana del 30 de noviembre de ese mismo año se dirigió al garaje del domicilio de ella, en Gijón, vestido con un pasamontañas, una mascarilla, un casco, guantes y un cojín colocado en el abdomen para parecer más corpulento. Todos estos efectos los había adquirido el día antes, junto con unas barras de fontanería, con el propósito de llevar a cabo su acción, previamente planeada.
AGRESIÓN Y ROBO
De esta forma, y con la finalidad de atentar contra la vida de la mujer, el acusado la esperó en las proximidades de su plaza de garaje y cuando ella apareció, de forma súbita y sin posibilidad alguna de defensa, la golpeó reiteradamente en la cara y la cabeza con una barra de hierro envuelta en una bolsa de plástico; no cesó en su agresión hasta que llegó un vecino que le recriminó su acción, abandonando el lugar con un bolso de la mujer en el que llevaba, entre otras cosas, un teléfono móvil y 1.000 euros en efectivo.
El acusado huyó del lugar en un vehículo propiedad de su esposa que tenía aparcado en las proximidades. Fue detenido en las inmediaciones. Todos los efectos de la mujer fueron recuperados.
La mujer sufrió numerosas lesiones, entre ellas, un traumatismo craneal con heridas contusas en regiones temporal izquierda y occipital, hematomas en región frontal, gran hematoma en la región parietal izquierda, fractura en el hueso parietal izquierdo, conmoción cerebral con hipoacusia y síndrome vertiginoso, traumatismo facial y pérdida de dos dientes.
Tardó en curar 178 días, de los que siete estuvo hospitalizada. Le quedaron varias secuelas, como cicatrices y trastorno por estrés postraumático, que precisa de tratamiento ambulatorio.
Durante la agresión, el acusado rompió las gafas de la mujer, cuyo coste de sustitución fue de 600 Euros. Los gastos odontológicos por reparación de las piezas dentarias ascendieron a 3.481,70 euros. El acusado permanece en prisión provisional desde el 2 de diciembre de 2010.
La Fiscalía considera que los hechos son constitutivos de un delito de asesinato con alevosía y ensañamiento en grado de tentativa, con la agravante de disfraz.
Además de la pena de 19 años de prisión, el Ministerio Público solicita que se condene al acusado a indemnizar a la mujer con 8.530 euros por las lesiones, 600 euros por las gafas, 3.481,70 euros por los gastos odontológicos y 40.000 euros por las secuelas, y al Sespa con la cantidad que se determine en ejecución de sentencia. Se pide además que se le imponga la prohibición de aproximarse a la mujer, a su domicilio o lugar en que se encuentre, y comunicar con ella, durante 29 años.
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