Todo comienza por un equipo, una meta en común, algo por lo que llevamos trabajando todo este tiempo. Las últimas semanas de entreno, duras y continuas para lograrlo. Porque sí, ¡Lo hemos conseguido!
Todos estábamos nerviosos, todos teníamos nuestros propios miedos pero eso no nos bloqueó, salimos y lo dimos todo.
El cinturón negro es algo más que un cinturón, marca una nueva fase.
Marcamos cada movimiento y pensamos en el siguiente y en cada pie mirando bien al frente.
El cinturón negro está muy valorado, pero tu único oponente eres tú, tu mente, el peor de tus enemigos.
Todo esto para decir que si tu te propones una cosa, por muchos baches o muchas caídas, podemos levantarnos, hacernos un arreglo y salir con el doble de fuerza.
Yo he caído antes de poder intentarlo, he logrado levantarme y aquí estoy con algo más de lo que estar orgullosa.
Agradecer a todo el equipo, no solo a mis compañeros, a mi profesor por enseñarme mis virtudes y corregir mis errores. Y a mis padres por esperar el tiempo que haga falta para que pueda cumplir mis metas. Agradecerles también a mis amigos por repetirme que soy capaz. Muchas gracias.
Durante estos días he visto repetida muchas veces una frase. Justo antes de salir al examen y en más de un entrenamiento:
¡Ya sois cinturones negros, salid ahí y demostrarlo!
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